viernes, 27 de junio de 2008

Monalisa

Abriré los ojos y estarás ahí. Como siempre, con esa sonrisa de Monalisa. Observaré tu silueta dulce y delicada: esa línea preciosa que toma vida: seguirá trazando nuevos sueños en cuanto mis párpados vuelvan a caer. De nuevo, seguiré aferrado por conquistarte; por conversar contigo, y soñaré otra vez que vivo dentro de tu universo... Pero tú, te quedarás como siempre, quieta.
Tal vez durante el día, me divulgarás alguna migajita de los secretos que me escondes, y si lo haces, será como si un mar de agua dulce bañara mi cuerpo sediento.
Como de costumbre, me convenceré en pensar que no te soy indiferente; que en tu manera muy única, me dices que tenga paciencia; y de nuevo recordaré que eso es imposible, porque tú no esperas nada de mi. Recordaré que el loco siempre he sido yo. Aún a sabiendas de esto, le pediré a mis manos y a mis oidos que me rindan para regocijarme en ti cada nuevo día. Te sostendré en mis brazos y te apoyaré sobre mis piernas, como todas las mañanas y te cantaré. Te sentiré vibrar y me envolverá tu canción como placenta.
Sentado así, con firmeza te sujetaré del cuello y alguien pasará por fuera de mi casa y se asomará por mi ventana; al vernos, se detendrá con disimulo y no sabrá si aquello que lo captura es mi rostro que duele en tu melodía, o el dulce vibrar de tus cuerdas bajo mis dedos.

1 comentario:

Vanina dijo...

super!
pura ternura y apasionamiento.
qué bueno sentir así las pasiones

abrazo